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lunes, 17 de septiembre de 2012

El recorrido



Era una vez una princesa que se extravió durante una fiesta en una zona rural un poco retirada del palacio. Ella estaba muy preocupada y asustada al ver que se había quedado sola en aquel lugar desconocido ya que los carruajes del palacio se habían ido sin notar su ausencia.  Desesperada empezó a buscar ayuda entre los lugareños, pero nadie se ofrecía a ayudarla por temor a que luego fuesen acusados de secuestradores. De pronto, se le acercó un joven lugareño quien se ofreció a llevarla de regreso al palacio. Le aclaró que aunque fuese una princesa, no se humillaría ante ella, ni soportaría sus caprichos durante el recorrido.

En el camino se presentaron varias dificultades mientras caminaban y en muchas ocasiones él actuaba indiferente, ella le preguntaba “por qué él era tan salvaje, que ella no comprendía su indiferencia ante algunas circunstancias”. Él le respondió que tampoco comprendía lo ñoña que era ella,  a lo que ella respondió que no se atreviera a tocarla bajo ninguna circunstancia, y él dijo que no le interesaba porque no era de su ambiente y no le agradaba juntarse con personas que como ella se sentían más importantes que otras. Ella iba todo el camino quejándose de por qué la llevaba a pie ya que al ser una princesa, no estaba acostumbrada a caminar mucho. Por su parte el joven se puso a cantar mientras la princesa le decía: “¡mira plebeyo te estoy hablando!”.

De repente vieron que venía un rebaño de ovejas y la princesa asustada le dijo: - oye ¿que son eso animales, me pueden hacer daño?-. Él para hacerle “la maldad” le dijo: sí, esos animales te pueden morder: cúbrete y rápidamente escaló un árbol y ella desde abajo le decía asustada: tarado ayúdame, no quiero que me muerdan. A lo que él contestó: sube por ti misma, no puedo tocarte, eso me dijiste. Ella asustada le ordenó que la subiera. Mas él contestó: wuey… a mí nadie me da órdenes así. Ella volvió a ordenarle, a lo que él hizo caso omiso. En una, las lágrimas de la princesa asustada brotaron de sus ojos y con la mirada más tierna que sin darse cuenta había puesto le dijo: por favor súbeme. Al mirar sus tiernos ojos, el joven contestó: Está bien. Sujetándola la subió al árbol, ella se aferró a él llorando, y él le dijo: hey… mantén la distancia, pero ella no lo escuchaba, temblaba de miedo. El joven había perdido a sus padres cuando era muy niño y ese abrazo le trajo tiernos recuerdos, le dijo a la princesa: hagamos un trato, no estés de mandona ni te creas la persona más importante mientras estés de camino conmigo y no permitiré que nadie se atreva a hacerte daño. Ella aceptó la propuesta y continuaron con el recorrido.

Iban en silencio, ella lo miraba y él a ella, pero no hablaban. De repente ella le dijo que tenía hambre y él le respondió que lo esperara sentada en una roca que estaba cerca del camino mientras él entraba al bosque en busca de algunas frutas. La princesa le manifestó que no quería quedarse sola y que le permitiera acompañarlo, cosa que él aceptó entrado juntos al bosque. Luego de unos minutos encontraron un árbol de naranjas,  el joven subió y cortó algunas naranjas, ella le preguntó que cómo las pelaría al no tener un cuchillo para hacerlo y él le contestó que para eso tenía las manos y así lo hizo. Mientras ella observaba y admiraba esa extraña forma de pelar las naranjas, le preguntó cómo había aprendido, a lo que él respondió que personas como él tienen que aprender a sobrevivir y a buscarse la comida como se pueda. Que no vivían la vida como ella que lo tenía todo.

Añadió que si en ese momento ella estuviera en el palacio y él fuera a visitarla sus guardas no le permitirían pasar. Ella le dijo que si la fuera a visitar le permitiría entrar. Él le exclamó: no confíes en eso, tú estás dentro del palacio, no sabes lo que pasa afuera.

Una vez traté de entrar, sólo para observar, el jardín del palacio, pero me denegaron el acceso, más como soy tenaz, me las ingenié para ingresar por otro lado. Estando ya en plena contemplación del jardín, uno de los guardas me sorprendió y sujetándome fuertemente me llevó a un calabozo con el cargo de que estaba tramando algo en contra del reino. Ahí estuve por una semana y cuando me sacaron me llevaron afuera comunicándome que no me atreviera a volver. Les contesté que no me interesaba porque todos eran unos salvajes y eso me costó el destierro, razón por la cual no aparezco en ningún listado como ciudadano de estas tierras y por ende no tengo derecho a nada.

Perdí a mis padres siendo un niño. Antes vivía maravillado de las cosas que parecen hermosas, pero me di cuenta que muchas de ellas solo son apariencias ya que su interior no coinciden con la belleza que pretenden demostrar, por esa razón no tomes a mal ni veas raro que nadie aparte de mí se hubiese ofrecido a ayudarte a llegar. Yo tuve que aprender a vivir por mí mismo y las personas humildes son las que me han echado la mano, no tengo nada contra ti, pero las personas de tu clase no me agradan. Ella en su defensa argumentó que era diferente y que no sabía nada de eso. Él le respondió: no lo sabías y si fuese por los de tu clase nunca lo hubieses sabido. Como eres una princesa te enseñan a vivir una vida sin preocupaciones y que solo veas lo bueno desde dentro del palacio. Mejor cambiemos el tema y sigamos el camino. Y así continuaron con su recorrido.

Nuevamente se hizo el silencio: solo se escuchaban sus pasos y se percibían los cruces de las miradas entre ellos. Como estaba oscureciendo tuvieron que buscar un lugar donde acampar, ella le preguntó si pasarían la noche afuera y él le contestó que no había otra manera y que tendría que buscar un lugar donde ella pudiera dormir. Él estuvo de vigilia toda la noche cuidando que nada le pasara.

Al día siguiente mientras caminaban, él un poco con sueño por no haber dormido nada se quedaba por momentos neutro y ella al darse cuenta le pidió que descansara un rato. Él le dijo que estaba bien pero ella insistió hasta que él cedió. Él le aconsejó que no se moviera de su lado para que cuando se despertare se fueran inmediatamente sin tener que andar preocupado buscándola. Ella accedió. Cuando el joven se durmió, la princesa se sentó cerca observándolo atentamente hasta que despertó. Mas tarde retomaron el camino.

En el castillo todos estaban muy preocupados y cuando uno de los guardas reconoció que el joven que acompañaba a la princesa era el mismo que había sido encarcelado tiempos atrás, lo acusó de raptar a la princesa. Antes de que lo sujetaran él le susurró: -¿ves de lo que te hablaba? - Entonces ella se adelantó apercibiendo al guarda que si lo tocaba se arrepentiría y tomando al joven de la mano se dirigió hacia su padre y le contó lo que había sucedido durante todo el camino de vuelta al palacio.

Como resultado de esta noble acción, el joven fue incluido nuevamente en los listados de la nación, pudiendo así ejercer todos derechos que le fueron negados en su pasado.

Con el tiempo la princesa renunció al cargo de futura reina recayendo esta función sobre su hermana menor. Al cabo de unos años se casó en el jardín del palacio con aquel joven con quien compartió la aventura que significó el regreso a su hogar.

2 comentarios:

  1. MUY LINDO TU RELATO JOAQUÍN. A MEDIDA QUE TRANSCURRÍA SU LECTURA PUDE EXPERIMENTAR LOS DISTINTOS ESTADOS DE ÁNIMO DE SUS PROTAGONISTAS. ME HICISTE EMOCIONAR Y CREASTE ANSIEDAD EN MÍ POR SABER SU FINAL. CREO QUE TIENES UN GRAN POTENCIAL A DESARROLLAR Y CUANDO ESTO SUCEDA SERÁS DE GRAN NOTORIEDAD EN EL ÁMBITO DE LAS LETRAS. CONGRATS DEAR FRIEND AND GO ON WITH YOUR NICE WRITTINGS. ROSDY

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    1. ¡Muchas gracias Rosalia! ¡Me alegra mucho saber que le ha gustado la historia!
      Saludos
      Joaquín Reyes

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