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martes, 24 de junio de 2014

Pensamientos fugaces (Capítulo 4)

    Se agradecido con las personas que te ayudan y no le actúes de forma indiferente.

    Un hombre quiso mudarse a un pueblo que le quedaba al norte, aunque él nunca había ido, ni sabía el camino, se decía que si le quedaba al norte debía caminar en dirección al norte y así llegaría a ese pueblo. 

    Empacó los alimentos y agua que consideró suficientes, se armó con un machete y empezó su recorrido dejando su vieja casita de madera atrás. En su recorrido, las horas se convirtieron en días, los alimentos y el agua que llevaba consigo se le agotaban y su ropa se desgastaba. 

    Llegó un momento en el que ya no tenía alimentos ni agua y la zona donde se encontraba estaba desierta. Llegó a pensar que moriría antes de llegar y cuando ya no le quedaban esperanzas alcanzó a ver un cocotero e inmediatamente se apresuró a llegar a aquel árbol. 

    Como no tenía muchas energías como para escalar aquel árbol en ese momento, tomó de los cocos que encontró en el suelo y con el machete que llevaba consigo los partía y comía. Cuando se sintió con fuerzas decidió subir al árbol para tumbar y así llenar su vasija de agua de coco para tomar a medida que siguiera avanzando hacia aquel pueblo. Cuando estaba arriba del árbol alcanzó a ver el pueblo que ya se encontraba a poca distancia de él, así que descendió del árbol y se dirigió al pueblo. 

    Llegó al pueblo, pero había un problema, él no conocía a nadie en aquel pueblo y no tenía donde quedarse, pero tuvo una idea, si él elaboraba productos con los recursos del coco de aquel cocotero que encontró de seguro podía venderlos en aquel poblado y así conseguiría dinero para poder comprar una pequeña casa en aquel poblado, y así lo hizo, se dirigió a donde estaba el cocotero y elaboró diversos productos con los recursos del coco y los vendió en el pueblo. En poco tiempo pudo comprar una pequeña casa y mantener una buena economía gracias a los recursos del coco. 

    Un día decidió ir al cocotero para buscar cocos para su propio consumo, pero cuando llegó notó que al árbol ya no le quedaban cocos grandes, ya que él los había utilizado, sino que los que tenía estaban pequeños y no se podían consumir en ese momento. Se dijo que él no iba a esperar que aquellos cocos crecieran, que él tenía deseos de comer cocos en ese momento y por esa razón fue al pueblo y volvió con un hacha y cortó aquel cocotero. 

    Hay personas que no aprecian lo que otros hacen por ellos, así que no te extrañes si te encuentras con alguien así, pero busca ser de los que siempre se muestran agradecidos con los que te ayudan sin el interés de recibir nada a cambio.

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