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martes, 19 de noviembre de 2013

Si no hubiese pasado, no hubiese pasado


Los Seyer eran una familia muy reconocida por la unidad que había entre los miembros que la conformaban y también porque era la familia más adinerada de todo el pueblo. Conformada por Juan Francisco Seyer que es el padre de familia, el cual está casado con Selena De Seyer y los cuales tienen tres hijos; Geanna Seyer, Samantha Seyer  y el mayor Henry Seyer.

Un día la familia Seyer recibió como regalo una lámpara de cristal, la cual accidentalmente se rompió, esto ocasionó disturbios dentro de la familia por lo cual Henry, cansado de las discusiones una madrugada decide irse por unos días de la casa para volver cuando creyera estar seguro de que los problemas hubieran terminado y los miembros de la familia comprendieran que la familia era más importante que un objeto material. Henry no dijo hacia donde iba, la verdad es que salió sin un rumbo especifico, solo dejo una carta que reflejaba lo que él sentía. Al notar la ausencia de Henry todos empezaron a buscarlo, pero nadie sabía de Henry, entonces, pensando en lo que Henry había escrito en la carta que dejó en su cuarto, todos los integrantes de la familia se perdonaron y se resignaron a la espera de Henry, cuando él decidiera regresar.

Henry había pasado todo el día caminando y había llegado a una zona rural llamada “El Caraqueño” cuando ya estaba empezando a anochecer, iba pasando por el frente de una hacienda en la cual se encontraba un señor llamado Manuel  Somar y un joven llamado Ernesto los cuales estaban planeando repara una cerca. El señor Manuel saludó a Henry y le pregunto que si estaba visitando a algún familiar en El Caraqueño, Henry le contestó que no y le explico el motivo por el cual andaba por esa zona, entonces el señor Manuel le dijo que en la enramada de la hacienda había un pequeño cuarto en el cual él podía quedarse el tiempo necesario, y Henry aceptó quedarse. El señor Manuel le dijo a Ernesto que llevara a Henry al cuarto, Una vez instalado Henry en aquel cuarto, Manuel los llamó a ambos para que fuesen a cenar, cuando Henry entró al bohío el señor Manuel le presentó a su hija Isabel. Henry no comió de los alimentos preparados por Isabel, porque aún le quedaba de los que el traía consigo y no quería desperdiciarlos, esa noche ayudó a Isabel en la limpieza de los utensilios de cocina mientras conversaba con ella.

Al día siguiente, Ernesto e Isabel se dirigieron al liceo en la mañana y Henry le ayudó al señor Manuel en la reparación de la cerca. Ernesto e Isabel regresaron del liceo alrededor de las una y media de la tarde. En la noche, cuando ya casi era hora de dormir, Henry se sentó en la grama para observar las estrellas, Isabel, que estaba en la galería del bohío, decidió acercarse a Henry para ver si necesitaba algo, Henry le dijo que solo estaba observando las estrellas y así fueron conversando, Isabel notó que Henry era una buena persona, al igual que Henry de ella.

Al día siguiente, en la tarde llego a la hacienda un señor al cual le decían don Ignacio Colmes junto a su hijo José Colmes. Don Ignacio le preguntó a el señor Manuel sobre quien era Henry cuando lo vio y el señor Manuel le contesto que Henry era un familiar suyo. Don Ignacio ordenó a Ernesto que ensillara cuatro caballos, uno para él, otro para su hijo, otro para el señor Manuel y el otro para Isabel para cabalgar por el campo mientras hablaban sobre unos asuntos, Ernesto le contó a Henry de que se iba a realizar un futuro compromiso entre José Colmes e Isabel Somar. Esa noche de ese Martes, Henry volvió a hacer lo mismo que la noche anterior e Isabel volvió a acompañarle, Henry le dijo que Ernesto le había dicho que ella se iba a comprometer con el joven José Colmes, y ella sonriendo le dijo que sí, pero Henry le dijo que por qué su sonrisa no transmitía felicidad, sino más bien como tristeza en ella, ella le preguntó que por qué razón él le decía eso, Henry le contesto que era porque la expresión que reflejaba esa sonrisa se lo decía, entonces ella le contó la verdad, con la condición de que solo fuera entre ellos y Henry prometió no comentarlo con nadie. La verdad era que, cuando Isabel era pequeña una vez se enfermó gravemente y su padre no tenía dinero para llevarla al hospital, entonces acudió a la única solución que tenía y era pidiéndole el dinero prestado al don Ignacio poniendo la hacienda como garantía entregándole los papeles de propietario al recibir el dinero, don Ignacio trazo un día para que el señor Manuel le pagara el dinero, pero el señor Manuel no pudo conseguir todo el dinero ese día, sino al día siguiente del día trazado, por lo que don Ignacio no quiso aceptar el dinero, sino que decidió quedarse con la hacienda y que si el señor Manuel quería recuperar la hacienda tendría que pagarle el doble, cosa que era imposible para el señor Manuel, ya que era una persona de bajos recursos. Don Ignacio dejó que el señor Manuel viviera en la hacienda, pero dejándole saber que podía ser que algún día le pidiese salir, y que si a él le interesaba recuperar su hacienda, cada año iba a subir un interés. Cuando Isabel cumplió quince años, José Colmes se interesó en ella, entonces ella le dijo que si le devolvían la hacienda a su padre ella se iba a comprometer con él cuando cumpliera los dieciocho años, y él aceptó la propuesta de Isabel y él convenció a su padre para cuando Isabel se comprometiera con él le hacienda fuera devuelta a el señor Manuel. El deseo de Isabel siempre fue que su padre  recuperara su hacienda y esa era una oportunidad para hacer que eso sucediera aunque tuviera que fingir ser feliz. Henry le dijo que podría haber otras soluciones, que no necesariamente ella tenía que poner su felicidad en juego, Isabel le preguntó sobre que otra solución podría haber para un caso así, Henry le contestó que de alguna forma Dios provee medios. La forma en cómo se trataban Henry e Isabel despertó una gran confianza entre ellos. Henry nunca les contó a los Somar de que él provenía de una familia adinerada, ni siquiera le había dicho su apellido.

Al cuarto día, Miércoles, Ernesto e Isabel no tenían clases en el liceo, En la mañana el señor Manuel y Ernesto fueron al pueblo para comprar algunas cosas, Henry se quedó ayudando a Isabel en la hacienda. En la tarde los cuatro se fueron a cabalgar por el campo, pero a la hora de regresar a la hacienda el señor Manuel envió a Isabel y a Ernesto a la hacienda, mientras que él llevo a Henry a una loma de la cual se podía observar toda la hacienda y gran parte del campo, se podía observar lo largo de la carretera sin asfalto, el río y las cañadas, una vez en la cima de aquella loma el señor Manuel empezó a conversar con Henry acerca de su pasado, su esposa, Isabel de Somar, murió cuando dio a luz a su hija a la cual le puso el mismo nombre. Ernesto era huérfano y el señor Manuel lo crió como a un hijo y le dio su apellido. El sueño del señor Manuel era que sus hijos llegaran a ser realmente felices. Después de conversar unas horas con Henry volvieron a la hacienda. Esa noche como ya era de costumbre Isabel y Henry se juntaron para conversar mientras observaban las estrellas. Isabel le dijo a Henry que ya solo faltaba un día para que ella cumpliera dieciocho años y era el día en el cual tendría que comprometerse con el joven José Colmes, Henry le dijo lo que le había contado el señor Manuel acerca de que el sueño de él era ver a sus hijo siendo felices y que si ella se comprometía con José, cuando se casaran en un futuro que su infelicidad se iba a notar y que Manuel no iba a resistir verla siendo infeliz. Henry le dijo a Isabel que al día siguiente iba a regresar a su hogar, ella le dijo que por qué se iba a ir tan pronto, él le contestó que sentía que ya era hora de regresar, la verdad es que Henry se había enamorado de Isabel, y ella también de él, pero no sabían expresárselo, pero esa noche al momento de despedirse no pudieron ocultar lo que sentían y ocurrió el primer beso de ambos, justo en ese momento salieron del bohío el señor Manuel y Ernesto y los vieron, el señor Manuel se molestó. Al día siguiente Henry salió de madrugada para partir hacia su hogar y cuando abrió la puerta del cuarto Isabel lo estaba esperando para despedirse, Henry le dijo que iba a volver y que no se sentía mal con su padre y que siempre iba agradecer lo que el señor Manuel había hecho por él y que nunca le iba a poder pagar ese favor, luego empezó su recorrido.

Cuando Henry llego a su casa, su padre que estaba en el jardín corrió a su encuentro y reunió a toda la familia y se prometieron que nunca iban a discutir por algo material que al fin y al cabo termina no teniendo valor. Henry les habló sobre las maravillosas personas que le habían dado refugio.

En la hacienda, el señor Manuel se reunió con su hija y ella le contó la verdad. Al día siguiente cuando llego la hora de comprometer a Isabel con José, fue el señor Manuel quien impidió que su hija se comprometiera, esto enojó a los Colmes y le dieron cinco días al señor Manuel para que saliera de la hacienda y al otro día volvió para decirle que solo le quedaban dos porque había puesto la hacienda en venta y había publicado el anuncio en el periódico y que la quería vacía por si alguien se interesaba en verla. Para el señor Manuel era imposible salir en dos días de la hacienda porque no tenía a donde ir.

Henry vio el anuncio en un periódico sobre la venta de la hacienda y le dijo a su padre que se la comprara y el señor Juan Francisco Seyer se la compro, y Henry fue a la hacienda y le regaló la hacienda a Isabel y esta se la regaló al señor Manuel.

Henry se comprometió con Isabel tiempo después y se casó cuando él tenía 28 años y ella 27. Henry estudió aeronáutica y logro convertirse en un piloto aéreo e Isabel estudió medicina y se convirtió en una doctora. Ernesto estudio derecho convirtiéndose en un abogado, se casó a los 29 con una mujer llamada Lorena que desde hace años conocía. Entonces el señor Manuel termina diciendo que su sueño se había hecho realidad al ver que sus hijos eran felices.


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