La influencia de un consejo depende de quién aconseja.
Un día se encontraba un señor a eso de las once de la
mañana sentado sobre una roca a la orilla de un río observando a los peces que
nadaban de aquí para allá como si estuviesen jugando el juego que muchos niños
juegan y al cual le llaman “el topado”. Aquello era todo un espectáculo; el río
y las pequeñas piedras que se veían en el fondo del pequeño charco, los rayos
del sol que se filtraban por entre los árboles, la mezcla de los sonidos del
entorno, esa sensación de frío cuando una nube tapaba la claridad del sol en la
cual la sombra se veía como si persiguiera a alguien entre el campo y la sensación
de calidez al sol retomar protagonismo nuevamente.
Al cabo de un rato se escuchó la risa de unos niños que iban
al río para tomar un baño y eligieron un charco que quedaba en la parte
superior al que se encontraba el señor. Es típico que los muchachos cuando van
al río no solo van a mojarse, untarse el jabón y tirarse al agua nuevamente
para sacárselo, sino que disfrutan el momento y se divierten. Mientras los
niños jugaban el agua empezó a ponerse turbia y así quitaban la transparencia a
los charcos que quedaban más abajo. Una vez que los niños ya estaban cansados
decidieron concluir el baño para luego irse a la casa, ya que tenían que
alistarse para estar listos para ir a la escuela a eso de la una de la tarde.
El señor que aún se encontraba sentado en la roca
mientras los niños pasaban les preguntó que si se habían divertido mucho a lo
que ellos contestaron afirmativamente mientras sonreían, luego el señor añadió:
niños durante sus vidas, a medida que vayan creciendo encontraran muchas cosas
que les parecerán muy divertidas, pero tengan mucho cuidado porque muchas de
las cosas que a muchos les parecen divertidas pueden enturbiar la vida de
otros.