¡Ah Dios! ¿Quién ha visto que un hecha días puede
pretender a la hija de un hombre poderoso que le paga para chapear una parte de
sus terrenos? Eso se oye como parte de un cuento de hadas, pero pensándolo bien
eso tiene gran posibilidad de que pase, el caso está en que la dama le acepte y
que la familia lo permita, y no es que tenga nada de malo, sino es que la
sociedad planta una idea que en cierto punto tiene favoritismo -¡hay que dirá la
gente!
Es difícil que una dama de clase deje las comodidades
para vivir una vida de campo en donde buscar leña para sancochar víveres en un fogón
y agua en galones a un rio para mantener las tinajas llenas se conviertan en
una cultura para la misma, o aún más adaptarse a la realidad de que no tendrá todo
lo que desea materialmente al momento que lo desea y a comer lo que aparezca.
Fíjese usted que la seriedad del caballero influye mucho.
Un señor humilde, pero muy trabajador que conseguía lo necesario a base del
trabajo a machete y que su seriedad era intachable fue correspondido al amor de
una dama de familia de clase social alta y todo se desarrolló de manera formal
teniendo dentro de su matrimonio varios hijos. La relación fue vista por todos
de forma positiva, desde los más jóvenes a los más adultos, siendo como orgullo
y ejemplo a seguir para muchos.
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