Mirada al ayer

Entre lomas, llanos y montes comunicados por un camino revestido de caliche conviven diversos personajes, cada uno es un mundo diferente, una historia que aunque posea similitudes con alguna otra en algunos aspectos en esencia es sin igual.

Desde antes de salir el sol se escuchan los pasos de quienes se apresuran a realizar sus labores de ordeño y de agricultura. Ya un poco mas claro, el camino se empieza a adornar de azul y caqui trayendo consigo un zumbido de risas, charlas, cantos, recitaciones de poesías y de vez en cuando una que otra diputa; unos van al pueblo y otros van a la escuela que está en la comunidad, de estos últimos muchos de los que cursan el ultimo año esperan con ansias ese momento en el cual les toque ir al pueblo pues las anécdotas de los que asisten al pueblo les emocionan y los llenan de ilusión, lo imaginan como si de un mundo nuevo se tratase en el cual habrá mucho por conocer y descubrir.

Las horas de sueño de algunos de los jóvenes que asistirán por primera vez al día siguiente se ven reducidas a unas pocas, pues las inquietudes son muchas y el desespero porque amanezca roza lo excedente.

Y como de un día para otro, cuatro años pasan, cada uno con un amplio cuadro anecdótico y en donde la red de la amistad se fue tejiendo cada vez mas siendo la misma una de las causas mas relevantes en la vida de cada joven debido a todo lo que conlleva. ¿Cómo olvidar el ultimo día? Ese que al tomar la ultima prueba se reúnen todos a las afuera de las aulas en señal de celebración, en el cual se siente como si se fuera a descansar de un gran peso. La verdad es que es ahí en donde cada uno tomará un camino distinto.

Es un tanto curioso el hecho de que en la vida de un joven se genere el deseo de irse a otro lugar debido a que incluso en el pueblo en el cual se paseó por tantos años se respira cierto aire rural, pero cuando logra salir a un lugar mas urbanizado en busca de su desarrollo personal, ya sea mediante el estudio o el trabajo, siente el deseo de volver a ese lugar que ha sido el espacio físico de innumerables historias vividas.

Los momentos en la vida de una persona poseen su propio ambiente y perfume que al percibirlos en tiempos futuros es casi inevitable e incluso irresistible transportarse al pasado.