Siento que mis fuerzas no son suficientes para levantarme
por mí mismo y continuar por ese camino que cada vez se hace más difícil. La
vida está llena de pruebas que muchas veces golpean con la mayor fuerza posible
haciendo que como seres humanos caigamos heridos y agobiados. La suerte es solo
una mendacidad.
Pero aunque mis fuerzas no sean suficiente y las pruebas me golpeen con la mayor fuerza posible no quedaré tendido en el suelo, pues alguien me sostiene y me levanta ayudándome a seguir firme en mi recorrido, ese alguien es Jesús quien murió por mí y es en quien he confiado, confío y confiaré siempre.
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