Lo que se siente es más fuerte de lo que se pretende
decir y el decir muchas veces se convierte en palabras vacías, torpes y hasta
molestas.
La persona que se subestima en demasía pensando que el
sol solo sale para ella hasta la oscuridad se le esconde, pues en sus actos no
toma en cuenta el futuro y en el momento se cree superior, pero no se detiene a
observar que le observan y que conocen su forma de jugar por lo que toman en cuenta la pieza del tablero que podría
mover en su próxima jugada. A lo importante no le dan importancia, pues para
ellos lo opuesto es más divertido.
Aunque me muestro firme en cuanto a aconsejar, al fin y
al cabo para ellos término siendo el que le cuenta una aventura que en ningún momento
es divertida y por tanto no prestan atención, más bien se muestran cansados de
escuchar. Pero siempre seguiré siendo el mismo que cuando ellos caen en el
fango me adelanto a darles una mano para ayudarlos a levantarse, aunque otros
no lo hagan; y no me alegro de su caída, sino que pienso que pude ser yo.