La
disposición cansa muchísimo más que la indisposición, pues la
disposición exige fuerza de voluntad mientras que la indisposición
puede tener efecto mientras nos quedamos recostados unos pocos
minutos que luego se convierten en horas, y de horas a días, y de
días a años.
El
motivo es el que define nuestra disposición o indisposición debido
a que es el motor capaz de generar la fuerza de voluntad, es decir,
que dependiendo de la importancia que posea para nosotros el motivo
actuaremos en pos o en contra de alcanzar el objetivo que esperamos.