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domingo, 7 de septiembre de 2014

Pensamientos fugaces (Capítulo 7)

Hubo un hombre que publicó un libro del cual recibió muchas opiniones. Unos decían que era un libro absurdo, otros que era un libro grandioso, según el tipo de personalidad de la persona le permitía emitir una opinión sobre el libro.

El libro tenía unas veintinueve mil doscientas páginas y solo en la última página decía: “De alguna forma u otra se ha reflejado la persona que eres y si llegaste fuertemente hasta aquí te invito a que le añadas más páginas y continúes escribiendo como si se tratase de una extensión de mi libro”, a parte de esta última página las demás estaban en blanco, por lo que era llamado “El libro de las páginas en blanco”. El autor del libro había muerto debido a una serie de complicaciones de salud.

Algunos decían que el libro era ridículo ya que la mayoría de sus páginas estaban en blanco, otros decían que era un libro genial y que no había que mirar tan profundo para notar lo interesante del contenido de todo el libro.

Cada página en blanco representaba un día de su vida el cual traería su propia historia. Los optimistas llenaban las páginas con lo vivido durante el día, como si se tratase de un diario; los pesimistas ni siquiera lo abrían.